Los expertos lo tienen claro: antes de los 2 años se debe evitar la exposición de los niños a las pantallas y, a partir de esta edad, intentar que las usen lo menos posible y siempre con supervisión y contenidos de calidad.
Exposición recomendada a las pantallas según la edad
Aunque depende también del tipo de uso de pantalla (educativo vs entretenimiento) y de cuánto interfiere con otras actividades importantes (sueño, actividad física, interacciones sociales, etc.), existen unas referencias de las horas recomendadas de exposición a las pantallas según la edad establecidas por las OMS y las academias de pediatría:
0-24 meses: evitar totalmente las pantallas.
2-5 años: máximo 1 hora al día. Si se usa, siempre con contenido de alta calidad y con la supervisión de un adulto.
6-12 años: no más de 2 horas al día en total (televisión, tablet, móvil…), siempre supervisado y procurando que no interfiera con el sueño, la actividad física, el rendimiento escolar ni las relaciones sociales.
Lo que realmente pasa en países como España…
En el estudio PASOS (Fundación Gasol) se encontró que entre los niños de 8 a 16 años la media de pantalla entre semana es 3 horas y 13 minutos diarios y los fines de semana 4 horas y 48 minutos.
En otros estudios, el tiempo ha aumentado: hay un incremento de 11,33 horas semanales del uso de pantallas entre los niños/jóvenes comparado con datos de 2019-2020.
En niños entre 1-14 años, el 44.3 % pasa 120 minutos o más de tiempo libre frente a pantallas, lo que sobrepasa los límites recomendados, y muchos tienen problemas de sueño relacionados.
¿Cómo saber si ya es “demasiado”?
Estos son los signos de que un niño podría estar pasando demasiadas horas frente a pantallas:
- Retraso o dificultad para dormir, o sueño alterado. Problemas para quedarse dormido o despertares frecuentes.
- Menos tiempo para actividad física, juego al aire libre, lo que lleva a sedentarismo y problemas de sobrepeso.
- Menor interacción social y aislamiento.
- Impacto en el rendimiento educativo o concentración.
- Problemas emocionales o de comportamiento, como irritabilidad, menor tolerancia a la frustración, ansiedad, tristeza, baja autoestima.
- Fatiga ocular: dificultad para enfocar, visión borrosa transitoria.
- Sequedad ocular, picor, ardor, sensación de arenilla en los ojos.
- Dolores de cabeza.
- Problemas de postura: dolor de cuello, espalda, hombros por estar inclinados o en posiciones poco ergonómicas frente a dispositivos.
- Retrasos en el habla o dificultades en el lenguaje en niños más pequeños.
- Hiperactividad u otras conductas impulsivas.
- Cambios en el apetito o en los patrones de alimentación: picoteo, comer frente a pantallas, consumo energético alto.
Efectos negativos a medio/largo plazo del uso abusivo de las pantallas
- Retrasos en el desarrollo cognitivo y del lenguaje
Niños pequeños con muchas horas de pantalla tienen mayor probabilidad de mostrar vulnerabilidad en desarrollo físico, social, emocional, cognitivo y de comunicación. Por ejemplo, un estudio en Canadá encontró que más de una hora diaria de uso de pantallas en niños preescolares se asocia con mayor vulnerabilidad en múltiples dominios del desarrollo.
La exposición desde muy temprana edad también se ha vinculado con conductas hiperactivas en menores de 3 años.
- Déficits en funciones ejecutivas, atención y aprendizaje
En niños nacidos prematuros, usar más de 2 horas diarias de pantallas se relaciona con peor desempeño en funciones ejecutivas, comportamiento, lenguaje y cognición.
También se han observado problemas de atención a largo plazo asociados con muchas horas de televisión o dispositivos digitales en edades muy tempranas.
- Problemas emocionales y de salud mental
Existe un mayor riesgo de ansiedad, depresión, problemas de comportamiento (irritabilidad, agresión), en niños y adolescentes que usan pantallas excesivamente, especialmente si hay poca actividad física y horarios de sueño desordenados.
Además, es un efecto acumulativo: niños con problemas emocionales tienden a usar más pantallas, lo que puede empeorar los problemas, en un ciclo difícil de romper.
- Salud física a largo plazo
Debido al sedentarismo que implica estar muchas horas frente a pantallas, hay un mayor riesgo de sobrepeso y obesidad.
También de otros problemas musculoesqueléticos: malas posturas mantenidas (cuello, espalda), tensión cervical y posibles molestias crónicas si estos hábitos persisten.
- Problemas de sueño
Como hemos visto, el uso de pantallas está relacionado con retrasos en conciliar el sueño, menor duración del mismo, interrupciones nocturnas, insomnio… lo que a su vez puede afectar el aprendizaje, la regulación emocional y la salud general.
Consejos para un uso racional de las pantallas en niños
Consejos para un uso saludable y racional de pantallas en niños
1. Establecer reglas claras y consistentes
Definir cuánto tiempo se permite por día o por semana para ocio digital.
Definir horarios sin pantallas (por ejemplo: durante las comidas, al acostarse).
Acordar cuáles contenidos sí son aceptables (educativos, adecuados a la edad) y cuáles no.
2. Evitar pantallas antes de dormir
Apagar dispositivos al menos una hora antes de acostarse para evitar que la luz azul interrumpa la producción de melatonina. Evitar que haya pantallas en los dormitorios.
3. Priorizar la calidad del contenido
Elegir materiales adecuados a la edad, educativos o que fomenten la creatividad. Ver el contenido junto con el niño, conversar sobre lo que ve, para ayudarle a interpretar y aprender.
4. Crear espacios y momentos libres de pantallas
Establecer zonas en casa donde no se usan pantallas (comedores, dormitorios, etc.). Establecer “tiempos libres de pantalla” diarios o semanales, para hacer otras actividades.
5. Promover actividades alternativas
Fomentar el juego físico, actividades al aire libre, deportes. Incentivar otras formas de entretenimiento: lectura, manualidades, juegos de mesa, música…
6. Dar ejemplo como adultos
Que los padres/tutores también moderen su uso de pantallas; los niños aprenden por imitación. No puedes decirle que no use el móvil si lo haces tú todo el tiempo. Mostrar que hay momentos en los que se prefiere prescindir de dispositivos para dedicarlos a la familia o al descanso.
7. Uso de herramientas de control
Usar configuraciones de control parental para limitar el tiempo de uso o bloquear contenidos no deseados. Emplear temporizadores, aplicaciones que notifican cuánto tiempo se ha usado el dispositivo.
8. Monitorear efectos: sueño, ánimo, rendimiento
Observar si hay problemas para dormir, irritabilidad, caída en el rendimiento escolar o sociales. Si aparecen, ajustar límites.
9. Fomentar la educación digital
Enseñar a los niños a distinguir publicidad, contenido engañoso, evaluar lo que ven en internet. Conversar sobre seguridad, privacidad, ética digital. Saber qué aplicaciones usan, con quién interactúan, qué tipo de contenido consumen. Explicarles claramente lo que se puede hacer y lo que no por internet para evitar los peligros.
Fuentes:
American Academy of Pediatrics (AAP)
Organización Mundial de la Salud (OMS)
