En este momento estás viendo Infecciones frecuentes en la infancia, ¿cuándo hay que preocuparse?

Infecciones frecuentes en la infancia, ¿cuándo hay que preocuparse?

Es normal que los bebés, en sus primeros años de vida, presenten entre 6 a 8 infecciones de vías respiratorias al año, hasta 6 episodios anuales de otitis media aguda y dos de gastroenteritis aguda. Por lo tanto, solo hay que preocuparse cuando el pequeño supera en bastante este número habitual, que además es mayor si el bebé va a la escuela infantil o tiene hermanos que vayan.

¿Cuántas infecciones se consideran “normales” en la infancia?

Como decíamos, los expertos en medicina infantil consideran normal que los niños sanos, sin patología de base, durante su primera infancia, presenten una media de 6-8 infecciones de vías respiratorias altas al año, que pueden llegar hasta 10-12 anuales si el niño asiste a guardería, tiene hermanos pequeños o presenta algún factor predisponente, como: asma, reflujo esofágico o vesicoureteral…

Además, pueden padecer hasta 6 episodios anuales de otitis media aguda y dos de gastroenteritis aguda, siendo mayor también ese número cuando se acude a una escuela infantil.

Por lo tanto, para considerar que un niño tiene más infecciones de las habituales o presenta infecciones recurrentes debe padecer procesos demasiado frecuentes en número, graves, que duran mucho tiempo y/o se asocian con complicaciones inusuales o que no se resuelven con los tratamientos habituales.

En este caso estaríamos hablando de

– 2 o más infecciones graves en un año (fiebre persistente, no respuesta a antibióticos orales y/o necesidad de antibióticos por vía u hospitalización, infecciones por un patógeno inusual, complicaciones poco frecuentes (mastoiditis, derrame pleural, absceso) o alteraciones analíticas o en las pruebas de imagen persistentes (leucocitosis, aumento de VSG o PCR, imágenes radiológicas, etc.).

– 3 o más infecciones respiratorias bacterianas en localizaciones distintas en un año.

– Infecciones que requieren el uso de antibióticos durante 2 meses en un año.

– Más de 2 sinusitis graves en un año.

– Más de 2 neumonías graves en un año.

– Muguet o candiadisis persistente pasado el primer año de vida.

– Más de 2 infecciones sistémicas, incluida septicemia.

Otros signos de alarma son:

  • Retraso en el crecimiento o pérdida de peso inexplicada.
  • Falta de energía o fatiga extrema.
  • Historia familiar de inmunodeficiencias o enfermedades genéticas.
  • Necesidad recurrente de hospitalización debido a infecciones.
  • Aparición de abscesos recurrentes en piel u órganos internos.

Cuando los procesos infecciosos son leves y frecuentes, afectan a distintos sistemas y no existe afectación del desarrollo del niño, no hay que preocuparse ya que lo normal es que este número mayor de infecciones se debe a causas externas como acudir a una guardería, la contaminación de la ciudad en la que vive o el consumo de tabaco en su ambiente.

Si no hay causa aparente que explique estas infecciones más frecuentes de lo habitual, se debe acudir al pediatra.

¿Cómo saber la causa de estas infecciones más frecuentes de lo normal?

El profesional de medicina deberá hacer una serie de pruebas y una exploración completa al peque para saber si tiene una posible inmunodeficiencia, la causa más grave de estas infecciones recurrentes o más graves.

Además de una inmunodeficiencia, las alergias o ciertas condiciones anatómicas (como malformaciones que puedan predisponer a infecciones recurrentes), pueden causar este aumento de las infecciones.

Para averiguar la causa, se debe tener en cuenta:

• Cómo fue el embarazo y si hubo alguna complicación o infección materna durante este.

• Si la madre padece VIH.

• Retraso de caída del cordón y onfalitis.

• Infecciones previas (número, localización, gravedad, microorganismos implicados, tratamiento realizado) y complicaciones.

• Afectación del estado general, nutricional y del desarrollo.

• Vacunaciones recibidas y complicaciones (especialmente, si ha habido administración de vacunas de virus vivos, como rotavirus y BCG).

• Antecedente de transfusiones.

• Antecedentes familiares (consanguinidad, lactantes fallecidos por infección, historia familiar de autoinmunidad, cáncer o IDPs).

• Patología autoinmune e inflamatoria asociada: artritis, enfermedad inflamatoria intestinal, citopenias autoinmunes o hipertiroidismo autoinmune.

La mayoría de los niños que presentan infecciones recurrentes, especialmente localizadas en un sistema, tienen una exposición aumentada, presentan un cuadro de alergia o un problema anatómico más que un defecto en la respuesta inmune.

Solo un 10% de los niños que presentan infecciones recurrentes van a tener una inmunodeficiencia (ID) que puede ser primaria o secundaria.

¿Cómo prevenir y mejorar la salud de los niños que tienen infecciones frecuentes?

En niños sanos, que no presentan una alergia, atopia, enfermedades crónicas o inmunodeficiencia, se deben seguir los siguientes consejos:

Dieta sana y equilibrada, rica en frutas y verduras que aportan minerales y vitaminas que fortalecen el sistema inmunitario.

– Ejercicio físico regular.

– Mantenerse bien hidratado.

Seguir el calendario de vacunación sin olvidarse de vacunar cada otoño contra la gripe al niño y a sus convivientes.

– Profilaxis antibiótica y/o antifúngica.

Seguir una rigurosa higiene (lavado frecuente de manos) corporal y dental, evitar espacios cerrados muy concurridos en otoño e invierno, no llevar al niño a la guardería siempre que sea posible, evitar el contacto con personas enfermas, no fumar cerca del niño.

– Ofrecer al niño complementos alimenticios con una serie de sustancias que se ha demostrado científicamente que ayudan a fortalecer el sistema inmunitario y evitar las infecciones. Por ejemplo, lactoferrina (Lf), una proteína presente en la leche materna que se considera un “antibiótico natural” que ha demostrado su acción sobre bacterias, virus, parásitos y hongos por diferentes mecanismos. La lactoferrina tiene actividad antimicrobiana y está considerada como uno de los principales mecanismos  del sistema de defensa del huésped ante la infección.

También lactoperoxidasa (LP), una de los enzimas más importantes presentes en la leche humana y bovina que es capaz de inactivar un amplio rango de microorganismos. Forma parte activa del sistema natural de defensa no-inmune o genérico, con un papel muy importante en la prevención de la invasión microbiana de las membranas mucosas.

Y el zinc, queinfluye en el crecimiento y afecta al desarrollo y la integridad del sistema inmune. Numerosos estudios han demostrado que el aporte de zinc disminuye la frecuencia de infecciones de repetición de las vías altas respiratorias y su duración, reduce la frecuencia de las diarreas y favorece su recuperación.

De igual modo, los probióticos (microorganismos vivos que al ser ingeridos producen un efecto beneficioso en la salud) mejoran la microbiota intestinal, lo que ayuda a recuperarse tras una gastroenteritis infecciosa. Una de las cepas probióticas más efectiva para ayudar al restablecer el sistema inmunitario y la flora intestinal en estas situaciones es el Lactobacillus rhamnosus GG.

Fuentes:

A. Méndez Echevarría, “El niño con infecciones de repetición”, Pediatría Integral, https://www.pediatriaintegral.es/publicacion-2018-07/el-nino-con-infecciones-de-repeticion/

Martín Peinador Y, Jiménez Alés R, Suárez Rodriguez A, Berghezan Suarez A, Morillo Gutierrez B, Morales Senosiaín D. Niño con Infecciones de Repetición. Noviembre de 2016. Disponible en: https://www.aepap.org/grupos/grupo-depatologia-infecciosa/contenido/documentos-del-gpi

Deja una respuesta