La microbiota es el conjunto de microorganismos (bacterias, virus, hongos y arqueas) que colonizan la piel, el aparato digestivo y el aparato genital. La microbiota se va desarrollando a medida que avanza la vida, de forma que su composición es diferente en cada etapa de nuestra vida y tiene muchas funciones saludables para el organismo.
¿Qué es la microbiota?
Como decíamos, la microbiota es el conjunto de microorganismos que colonizan un hábitat específico en el cuerpo de un organismo. En los humanos se encuentran en la piel, el aparato digestivo y el aparato genital, aunque la gran mayoría se halla en el intestino.
Los más abundantes son las bacterias, y se estima que hay miles de especies diferentes en el intestino humano.
Además, la microbiota humana, también conocida como “el órgano oculto”, aporta más de 150 veces más información genética que la de todo el genoma humano.
Las comunidades microbianas están en simbiosis con el huésped, contribuyendo a la homeostasis y regulando la función inmune. Sin embargo, la disbiosis de la microbiota puede provocar una desregulación de las funciones corporales y enfermedades, incluidas enfermedades gastrointestinales, cardiovasculares (ECV), cánceres, enfermedades respiratorias, etc.
¿Cuáles son las funciones de la microbiota?
Estos microorganismos desempeñan un papel crucial en diversas funciones fisiológicas y metabólicas en el cuerpo:
1- Digestión de alimentos: las bacterias en el intestino ayudan a descomponer ciertos alimentos y a liberar nutrientes que de otra manera serían difíciles de digerir. Cuando la microbiota intestinal descompone la fibra dietética, produce moléculas importantes (por ejemplo, ácidos grasos de cadena corta) con beneficios que van más allá del intestino. También facilita la absorción de minerales dietéticos (por ejemplo, magnesio, calcio y hierro).
2- Producción de vitaminas: algunas bacterias en la microbiota sintetizan ciertas vitaminas esenciales, como la vitamina K y algunas del grupo B.
3- Protección contra patógenos: la microbiota juega un papel importante en la competencia por recursos y espacio con microorganismos dañinos, ayudando a prevenir la colonización de patógenos.
4- Modulación del sistema inmunológico: la microbiota intestinal interactúa con el sistema inmunológico, ayudando a regular y modular la respuesta inmunitaria. Hay estudios que sugieren que hasta el 70% del sistema inmunológico depende de la microbiota, por lo que esta es esencial para mantener nuestras defensas.
5- Metabolismo de los compuestos bioactivos: participa en la descomposición y metabolismo de compuestos bioactivos, como los polifenoles presentes en algunos alimentos.
6- Regulación del metabolismo y balance energético.
7- Regular la secreción de neurotransmisores intestinales, insulina y péptidos fundamentales para procesos vitales.
8- Moldear el estado de ánimo y el comportamiento.
¿Por qué se altera la microbiota y cómo evitarlo?
La alteración de la microbiota (disbiosis) puede suceder por una gran variedad de factores:
– Antibióticos: los antibióticos matan o inhiben el crecimiento de bacterias, y su uso puede afectar la microbiota intestinal. Aunque son fundamentales para tratar infecciones bacterianas, no hay que tomarlos si no es necesario ya que afectan negativamente a la flora intestinal.
– Dieta: la alimentación desempeña un papel crucial en la determinación de la composición de la microbiota. Cambios en la ingesta de alimentos, especialmente aquellos ricos en fibra o azúcares, pueden afectar la abundancia y la diversidad de las bacterias en el intestino.
– Infecciones y enfermedades: infecciones gastrointestinales, enfermedades inflamatorias del intestino, síndrome del intestino irritable y otras condiciones médicas pueden alterar la microbiota intestinal.
– Edad: la composición de la microbiota puede cambiar con la edad. En los primeros años de vida, la microbiota experimenta un desarrollo significativo, pero, al ir envejeciendo, se puede ir perdiendo variedad.
– Estrés: el estrés crónico puede afectar la función gastrointestinal y alterar la composición de la microbiota.
Por eso, para cuidar nuestra microbiota, debemos evitar estos factores y seguir una serie de consejos:
1. Seguir una dieta variada y equilibrada rica en frutas, verduras, grasas saludables y proteínas de calidad. Estos alimentos proporcionan nutrientes y prebióticos que favorecen el crecimiento de bacterias beneficiosas en el intestino.
2. Incluir probióticos en nuestra dieta ya que son microorganismos vivos que influyen de manera beneficiosa en nuestra salud. Puedes obtener probióticos a través de alimentos como yogur, chucrut, kimchi, kéfir y otros productos fermentados.
3. Dormir bien y mantener una rutina de sueño.
4. Evitar el abuso de medicamentos, sobre todo antibióticos. Estos deben usarse solo cuando es necesario y los prescribe un médico.
5. Hacer ejercicio físico de manera regular.
Fuentes:
Hou, K., Wu, ZX., Chen, XY. et al. Microbiota in health and diseases. Sig Transduct Target Ther 7, 135 (2022). https://doi.org/10.1038/s41392-022-00974-4