Uno de los pilares para prevenir las infecciones es la higiene adecuada. Lavarse a menudo las manos, ducharse, desinfectar las heridas… son consejos básicos para prevenir la entrada de microorganismos en nuestro cuerpo. Por eso, debes inculcar buenos hábitos de higiene a tus hijos desde pequeñitos para fortalecer su sistema inmunológico y mejorar su salud.
¿Por qué son tan importantes los hábitos de higiene en la salud?
Aprender rutinas de higiene desde una edad temprana no solo previene enfermedades, sino que también fomenta el desarrollo de hábitos saludables que perdurarán toda la vida.
Entre sus principales beneficios encontramos:
1. Previene enfermedades. Lavarse las manos regularmente reduce el riesgo de infecciones respiratorias y gastrointestinales. El baño diario ayuda a eliminar gérmenes y mantener la piel sana. Cepillarse los dientes previene caries y enfermedades bucales.
2. Desarrolla la autonomía y la responsabilidad. Enseñar a los niños a cuidar su higiene personal fomenta su independencia, lo que les ayuda a hacerse responsables de su propio bienestar y evitar accidentes, riesgos, etc.
3. Refuerza su autoestima y su socialización. Un niño con buenos hábitos de higiene se siente más seguro y cómodo en su entorno. Asimismo, evita situaciones incómodas con otros niños debido al mal olor o la apariencia descuidada.
4. Protege contra parásitos y alergias. Mantener las uñas cortas y limpias evita la acumulación de bacterias y parásitos habituales en niños como las lombrices. Por otra parte, el lavado frecuente de manos y ropa reduce la exposición a alérgenos.
En resumen, los hábitos de higiene en los niños no solo previenen enfermedades, sino que también contribuyen a su bienestar emocional y social. Enseñarles la importancia de la higiene desde pequeños les permitirá crecer sanos y seguros de sí mismos.
¿Cómo inculcar hábitos básicos de higiene en los niños?
La adquisición de un hábito requiere de un proceso continuo y gradual de aprendizaje, por lo que conviene empezar desde pequeños a enseñarles buenos hábitos mediante el ejemplo y juegos y rutinas. La clave está en enseñarles de manera divertida.
1. Sé un buen ejemplo. Los niños aprenden observando a los adultos. Si ven que sus padres mantienen buenos hábitos de higiene, es más probable que los imiten. Lávate las manos siempre al volver a casa, antes de comer, después de ir al baño, etc. y muéstrale cómo se hace para que pueda imitarte.
2. Adapta las enseñanzas a sus capacidades y su edad. Sé consciente de sus limitaciones.
3. Sé paciente y perseverante. Los hábitos tardan un tiempo en incorporarse a las rutinas, así que no te pongas nervioso y repite las cosas las veces que haga falta hasta que le salga de manera natural.
4. Explícale el porqué de las cosas. Aunque creas que es muy pequeño para entenderlo, no debes subestimarle y es mejor que le expliques por qué es tan importante lavarse las manos o los dientes para prevenir enfermedades y estar sanos. Usar cuentos, videos o juegos educativos puede ayudar.
5. Establece horarios fijos para actividades como lavarse las manos antes de comer y después de ir al baño, cepillarse los dientes después de cada comida, bañarse y cambiarse de ropa todos los días.
6. Conviértelo en una actividad divertida. Puedes usar jabones de colores o con formas llamativas, cepillos de dientes de colores o con formas divertidas, enseñarle canciones que hablen de cómo lavarse los dientes o las manos, darle recompensas simbólicas por mantener buenos hábitos. También puedes recurrir a cuentos y títeres para que aprende los diferentes hábitos que le quieres enseñar. Una manera más de enseñarle es jugando a limpiar a un muñeco. Las canciones además ayudan a que se lave las manos al menos 30 segundos y los dientes 2 minutos para asegurar una correcta higiene.
7. Utiliza recursos visuales. Pon carteles o recordatorios en el baño con imágenes que indiquen los pasos para lavarse las manos o cepillarse los dientes.
8. Fomenta su autonomía de manera progresiva. Deja que el peque realice sus rutinas de higiene por sí mismo y supervísalo hasta que lo haga correctamente.
9. Asegúrate de que todos los utensilios necesarios están a su alcance: jabones, toallas, taburete para llegar al lavabo, etc.
10. Reconoce su esfuerzo con palabras para motivarle a continuar con los hábitos de higiene. Alaba cada avance y recompénsale con un abrazo y un beso. El refuerzo positivo es clave para que el niño incorpore estos hábitos a su vida.
Fuentes:
Blog EnFamilia de la Asociación Española de Pediatría: https://enfamilia.aeped.es/prevencion/lavado-manos; https://enfamilia.aeped.es/noticias/dia-mundial-higiene-manos-2020
Crissey, Pat (2006), Higiene personal, cómo enseñar normas de aseo a los niños, Barcelona, Ed. Paidós.