El tipo de parto —vaginal o cesárea— influye significativamente en la inmunidad inicial del recién nacido, especialmente en las primeras etapas de desarrollo. Esto se debe en gran parte a las diferencias en la colonización microbiana y la activación del sistema inmunitario durante y después del nacimiento.
¿Qué es el microbioma y cómo influye en nuestra inmunidad inicial?
El microbioma humano es el conjunto de microorganismos (bacterias, virus, hongos y arqueas) que viven en y sobre nuestro cuerpo, especialmente en el intestino, la piel, la boca y el aparato reproductor. Aunque muchas personas se refieren al «microbioma intestinal«, en realidad hay microbiomas específicos en casi todos los órganos expuestos al ambiente.
La mayor parte del microbioma se encuentra en el intestino grueso, donde cumple funciones esenciales para la digestión, producción de vitaminas, metabolismo y, sobre todo, el sistema inmunológico.
Desde el nacimiento, el microbioma «entrena» al sistema inmunológico para:
- Distinguir entre amenazas y aliados, evitando respuestas inmunes excesivas (como alergias o autoinmunidad).
- Estimular el desarrollo de células T reguladoras, que equilibran la respuesta inmunitaria.
- Producir moléculas antiinflamatorias que protegen contra infecciones.
Además, los microbios intestinales producen:
- Ácidos grasos de cadena corta (como butirato y propionato), que modulan la función inmune y la inflamación.
- Vitaminas (como B12, K y ácido fólico), esenciales para procesos inmunitarios y hematopoyéticos.
El microbioma empieza a desarrollarse al nacer (dependiendo del tipo de parto) y se modula rápidamente por factores como:
- Tipo de parto (vaginal vs. cesárea)
- Lactancia materna vs. fórmula
- Uso de antibióticos
- Dieta y entorno
Por lo tanto, el tipo de parto influye en el microbioma de los recién nacidos y, como consecuencia, en su inmunidad.
¿Cómo influye el tipo de parto en la inmunidad?
Como hemos dicho, el tipo de parto influye en la microbiota inicial del recién nacido… ¿Cómo?
1- Parto vaginal: el bebé es expuesto a los microorganismos vaginales y fecales de la madre (como Lactobacillus, Bacteroides). Esto inicia una colonización beneficiosa del intestino, clave para la maduración inmunitaria.
Este estudio, el más grande jamás realizado sobre microbiomas neonatales, también reveló que el microbioma de los recién nacidos por vía vaginal no provenía de las bacterias vaginales de la madre, sino del intestino. Así, son las bacterias intestinales de la madre las que formaban gran parte del microbioma en los bebés nacidos por vía vaginal.
2- Cesárea (especialmente electiva, sin trabajo de parto): el bebé entra en contacto principalmente con microorganismos de la piel y el ambiente hospitalario (como Staphylococcus). Eso hace que la colonización microbiana sea menos diversa y menos óptima.
Estas diferencias son más claras en la primera semana de vida, y ese momento temprano parece influir en cuántas infecciones respiratorias tendrá un bebé durante su primer año.
El parto por cesárea se ha asociado con efectos adversos en el desarrollo inmunitario, predisponiendo a infecciones, alergias y trastornos inflamatorios. La creciente incidencia de partos por cesárea es alarmante, llegando hasta el 40,5 % de todos los nacimientos en algunos países. Las investigaciones sobre el impacto del parto por cesárea en la microbiota y la salud indican que los resultados pueden verse afectados en gran medida por los antibióticos intraparto. Además, la disminución del éxito de la lactancia materna tras la una cesárea contribuye a las alteraciones en el desarrollo normal de la microbiota ya que la lactancia materna es mucho mejor para la microbiota y la inmunidad que la leche de fórmula.
Esta menor colonización hace que la microbiota de los niños nacidos por cesárea sea menos diversas y tengan una menor protección frente a alergias y enfermedades autoinmunes. Por ejemplo, en el estudio de Korpela et al., 2020 (Nature Communications), los bebés nacidos por cesárea muestran menor diversidad microbiana intestinal hasta los 6-12 meses. Esto se asocia con inmunidad más inmadura.
Diversos estudios han demostrado que los bebés nacidos por cesárea tienen mayor riesgo de:
- Asma
- Alergias
- Enfermedad celíaca
- Diabetes tipo 1
- Obesidad
Además, el parto vaginal induce una mayor liberación de catecolaminas y cortisol, lo que ayuda al bebé a:
- Adaptarse mejor a la vida extrauterina
- Activar mecanismos inmunes
- Mejorar la función pulmonar y la maduración inmunitaria
- En la cesárea, este pico de hormonas del estrés es menor o ausente.
No obstante, el estudio también descubrió que las diferencias en las bacterias intestinales entre los bebés nacidos por vía vaginal y por cesárea en gran medida se igualaron al año de edad gracias a una dieta adecuada (sobre todo lactancia materna exclusiva los primeros 6 meses de vida) y una exposición adecuada al entorno.
El parto vaginal favorece un desarrollo inmunológico más robusto al permitir una colonización microbiana más natural y beneficiosa, una respuesta hormonal adaptativa y un menor riesgo de trastornos inmunitarios. La cesárea, si bien necesaria en muchos casos, altera esta exposición inicial y se asocia con mayor riesgo de enfermedades inmunológicas, especialmente si no se compensa con prácticas como la lactancia materna o el contacto piel con piel.
Esto no significa que no haya que recurrir a la cesárea cuando esta es la única forma de hacer que el bebé nazca sin riesgos para él y para la madre, solo que no se deben practicar cesáreas si no son necesarias y que se debe poner al bebé piel con piel con la mamá o el papá en cuanto haya nacido y favorecer la lactancia materna para minimizar las diferencias de microbiota entre ambos tipos de parto.
Fuentes:
Se Jin Song, Jincheng Wang, Cameron Martino, Lingjing Jiang, Wesley K. Thompson, et al., Naturalization of the microbiota developmental trajectory of Cesarean-born neonates after vaginal seeding, Med, 2021. https://doi.org/10.1016/j.medj.2021.05.003.
Reyman, M., van Houten, M.A., van Baarle, D. et al. Impact of delivery mode-associated gut microbiota dynamics on health in the first year of life. Nat Commun 10, 4997 (2019). https://doi.org/10.1038/s41467-019-13014-7
Bäckhed et al., 2015. «Dynamics and stabilization of the human gut microbiome during the first year of life.» Cell Host & Microbe