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Viajes con niños: ¿cómo preparar su sistema inmune?

Los viajes, los cambios de horarios y rutinas, la alimentación diferente, los cambios bruscos de temperatura… pueden afectar al sistema inmunológico de los niños, haciéndolos más propensos a resfriados, gastroenteritis y otros trastornos. Descubre cómo fortalecer su sistema inmunitario este verano.

1. Vacunación y controles médicos

Antes de salir de viaje, revisa que su calendario de vacunación está al día. Además, dependiendo del destino, podrían ser necesarias vacunas adicionales (fiebre amarilla, hepatitis A, tifoidea, etc.), sobre todo si viajáis al extranjero y a ciertas zonas.

No está de más llevar al pequeño a un chequeo previo para evaluar alergias, enfermedades crónicas y recibir consejos personalizados, sobre todo si el niño padece enfermedades crónicas como asma o diabetes o padece problemas de alergias graves.

Investiga el destino al que vais para saber cómo son las condiciones sanitarias e higiénicas y qué hospitales o centros médicos hay por si hace falta acudir a alguno. De igual modo, lleva la tarjeta sanitaria contigo y averigua si necesitas sacar alguna especial para el viaje.

2. Alimentación y nutrientes clave durante el viaje

Es fundamental que, vayáis donde vayáis, sigáis una dieta equilibrada rica en frutas, verduras, proteínas magras, cereales integrales y grasas saludables.

Controla la ingesta de azúcar y alimentos ultraprocesados, habituales en épocas de verano, ya que el azúcar puede debilitar el sistema inmunitario al provocar inflamación leve y debilitar su respuesta frente a las bacterias y los virus. Ten a mano opciones saludables para los caprichos del verano, como helados caseros de frutas y leche.

Además, puedes incluir en su alimentación ciertos nutrientes que ayudan a fortalecer su sistema inmunitario:

  • Alimentos ricos en vitamina C y zinc: ayudan a la función inmune (cítricos, kiwi, pimientos, legumbres, frutos secos).
  • Probióticos naturales: yogur, kéfir o suplementos para mantener un microbioma intestinal saludable.
  • Hidratación adecuada: especialmente importante en climas cálidos o durante vuelos largos.

3. Sueño y ritmo circadiano

La falta de sueño reduce la capacidad de respuesta inmunológica, por lo que es fundamental que el niño duerma entre 10 y 13 horas (según su edad), con siestas diurnas si es más pequeño de 3 años.

Durante el sueño, el cuerpo produce citocinas, proteínas que combaten las infecciones y reducen la inflamación. Al dormir, no solo se crean citocinas, sino que también se activan.

Mantener una rutina de sueño estable antes y durante el viaje puede minimizar el estrés fisiológico. Procura que no trasnoche y que cada día pueda dedicar las horas que necesita al sueño reparador.

4. Ejercicio y actividad al aire libre

Los juegos y la actividad física diaria refuerzan la respuesta inmune y reducen el estrés. Eso sí, evita las horas de más calor del día para que no le dé un golpe de calor ni se deshidrate.

Asimismo, la exposición moderada al sol es necesaria para una óptima síntesis de vitamina D (fundamental para la inmunidad). Pero no dejes que tome más de 10 minutos el sol sin protección. Hay que usar una buena crema fotoprotectora especial para niños incluso en los días nublados.

5. Suplementos y apoyo extra (si es necesario)

  • Vitamina D: Puede ser necesaria en niños con baja exposición solar o déficit diagnosticado.
  • Complejos multivitamínicos: Solo cuando lo recomiende el pediatra; una dieta variada suele ser suficiente. Suelen ser aconsejables los que contienen zinc, vitamina D, lactoferrina…
  • No automedicar con refuerzos inmunológicos sin evidencia sólida o indicación médica.

6. Higiene y medidas preventivas

  • Lavado de manos frecuente: especialmente antes de comer y después de ir al baño o tocar superficies públicas.
  • Gel hidroalcohólico: útil en aeropuertos, transportes o destinos con acceso limitado a agua.
  • Enseñar a los niños a no tocarse ojos, nariz o boca sin lavarse las manos.
  • Cuidado con los alimentos y el agua que se consume en lugares en los que las medidas higiénicas son insuficientes. El agua, fuera del entorno habitual, es mejor beberla embotellada.

7. Control del estrés

El estrés crónico o la ansiedad debilitan la inmunidad. Mantener actividades relajantes, juegos y rutinas familiares ayuda al bienestar emocional. Y el verano es una época ideal para relajarse y realizar actividades placenteras en familia que ayuden a todos, grandes y pequeños, a reducir el estrés.

8. Botiquín de viaje

Por si acaso ocurre algo, es importante llevar con vosotros un botiquín de viaje que tenga lo más importante:

  • Antipiréticos infantiles (paracetamol/ibuprofeno).
  • Termómetro, suero oral, repelente de insectos, protector solar.
  • Medicamentos recetados si el niño tiene enfermedades crónicas (asma, alergias, etc.).

No hay un “refuerzo inmune instantáneo”, pero una combinación de buena alimentación, sueño, actividad física, vacunación y hábitos de higiene es la forma más eficaz de fortalecer la inmunidad de los niños antes de viajar. No olvides estos consejos y disfruta de este verano con salud y en familia.

Fuentes:

OMS: https://www.who.int/travel-advice?utm_source=chatgpt.com

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