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El papel de las vitaminas C y D en la inmunidad infantil

Ambas vitaminas son fundamentales para el correcto funcionamiento del sistema inmunológico e, incluso, algunos estudios afirman que pueden ayudar a prevenir infecciones o reducir su duración.

¿Cómo influye la vitamina C en el sistema inmunológico?

La vitamina C es un micronutriente esencial para los humanos. Es un potente antioxidante (protege las células inmunitarias del daño oxidativo) y cofactor de una familia de enzimas biosintéticas y reguladoras de genes. La vitamina C contribuye a la defensa inmunitaria al apoyar diversas funciones celulares, tanto del sistema inmunitario innato como del adaptativo. La vitamina C refuerza la función de la barrera epitelial contra patógenos y promueve la actividad depuradora de oxidantes de la piel, protegiendo así potencialmente contra el estrés oxidativo ambiental.

Estimula la producción de leucocitos (glóbulos blancos), especialmente linfocitos y fagocitos, que defienden al cuerpo contra infecciones.

La deficiencia de vitamina C provoca un deterioro inmunitario y una mayor susceptibilidad a las infecciones. A su vez, las infecciones afectan significativamente los niveles de vitamina C debido al aumento de la inflamación y las necesidades metabólicas.

Además, la suplementación con vitamina C parece ser capaz de prevenir y tratar infecciones respiratorias y sistémicas. Una revisión de Hemilä y Chalker (2013) indica que la vitamina C puede reducir la duración de los resfriados en niños, aunque su papel preventivo es limitado.

¿Y la vitamina D en la inmunidad infantil?

La vitamina D modula tanto la inmunidad innata como la adaptativa. La inmunidad innata es la primera línea de defensa y activa macrófagos y células dendríticas, que reconocen y destruyen patógenos. Estimula la producción de péptidos antimicrobianos como la catelicidina y defensinas, que destruyen bacterias, virus y hongos.

Mientras que en la inmunidad adaptativa (la respuesta específica), la vitamina D modula la actividad de linfocitos T y B, promoviendo un equilibrio entre la respuesta efectiva y el control de la inflamación.

Por ello, ayuda a prevenir respuestas inmunes descontroladas, como las de enfermedades autoinmunes.

La deficiencia de vitamina D se asocia con un aumento de la autoinmunidad y una mayor susceptibilidad a las infecciones. Como las células inmunitarias en las enfermedades autoinmunitarias responden a los efectos mejoradores de la vitamina D, los efectos beneficiosos de suplementar a individuos con deficiencia de vitamina D con enfermedad autoinmunitaria pueden extenderse más allá de los efectos sobre los huesos y la homeostasis del calcio.

Niveles adecuados de vitamina D se han asociado con menor incidencia de infecciones respiratorias como bronquitis y neumonía en niños. Su suplementación ha mostrado eficacia en reducir el riesgo de infecciones del tracto respiratorio, especialmente en niños con deficiencia previa.

¿Cómo conseguir niveles suficientes de ambas vitaminas en niños?

Para que los niños mantengan niveles adecuados de vitamina C y vitamina D, es fundamental combinar una alimentación equilibrada con una exposición solar adecuada (en el caso de la vitamina D) y, si es necesario, suplementación bajo indicación médica.

Algunos alimentos ricos en vitamina C:

  • Guayaba: 228 mg por cada 100 g
  • Pimiento rojo: 190 mg por cada 100 g
  • Kiwi: 92 mg por cada 100 g
  • Fresas: 59 mg por cada 100 g
  • Naranja: 50 mg por cada 100 g
  • Brócoli: 40 mg por cada 100 g

Recomendaciones diarias según edad:

1–3 años: 15 mg/día

4–8 años: 25 mg/día

9–13 años: 45 mg/día

Para alcanzar los niveles recomendados de vitamina D se aconseja una exposición solar segura: 15–30 minutos al día, 2 a 3 veces por semana, con brazos y piernas expuestos (sin bloqueador en ese momento). En zonas con poca luz solar (invierno, ciudades muy al norte/sur), se recomienda suplementación.

También hay alimentos que aportan vitamina D:

  • Salmón (cocido, 85 g): ~450 UI
  • Huevo entero (1 unidad): ~40 UI
  • Leche fortificada (una taza): ~120 UI
  • Yogur fortificado: 80–100 UI

Recomendaciones diarias según edad:

0–12 meses: 400 UI

1–18 años: 600 UI

La suplementación con vitamina D está especialmente recomendada por pediatras en bebés alimentados con leche materna exclusiva (la leche materna contiene poca vitamina D).

Fuentes:

Carr AC, Maggini S. «Vitamin C and Immune Function.» Nutrients. 2017. https://doi.org/10.3390/nu9111211

Padayatty SJ, et al. «Vitamin C as an antioxidant: evaluation of its role in disease prevention.» Am J Clin Nutr. 2003.

Hemilä H, Chalker E. «Vitamin C for preventing and treating the common cold.» Cochrane Review. 2013.

Aranow C. Vitamin D and the immune system. J Investig Med. 2011 Aug;59(6):881-6. doi: 10.2310/JIM.0b013e31821b8755

Martineau AR, et al. «Vitamin D supplementation to prevent acute respiratory tract infections.» BMJ, 2017.

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